La vida no consiste en encontrarte a ti mismo.
La vida es crearte a ti mismo.
George Bernard Shaw

sábado, septiembre 30, 2006

“ El arte manierista y la mujer”
De Anita Izcovich

Fingir lo que no existe

El artista busca el acceso a la cosa exterior a el estando en el corazón de él mismo. Trabajando con sus manos el significante primero, eleva al objeto a la dignidad de la cosa.

Rafael en una carta dirigida a Castiglione en 1516, le escribía que para pintar una bella mujer debería mirar mas bellas aun, pero como existen pocas, debe servirse de “una cierta idea” que le “viene a la mente”.

Los teóricos de la pintura manierista construyen una ficción, el artista debe tener acceso a la contemplación de la idea misma, para luego un reflejo de ella en su cuadro. Vasari plantea que el dibujo es “ la expresión sensible, la formulación explicita de una noción interior al espíritu o mentalmente imaginada y elaborada como una idea”, “un juicio universal”. Si “la inteligencia forma conceptos claros y lógicos”, “las manos largamente ejercitadas en el dibujo, de muestran la perfección y la excelencia de las artes al mismo tiempo que la ciencia del artista”.
“Expresión sensible de la idea” eso es el dibujo. Vasari hace referencia al proverbio griego ya citado por Ficin: “A partir de la uña, todo el león”, que quiere decir que “ un gran espíritu solo viendo la garra del león en un bloque de piedra, hubiera podido situar mentalmente, a partir de sus proporciones y de su forma, las otras partes del animal y el animal entero como si lo tuviera frente a sus ojos”. Es de este modo como se aprehende la relación del todo y las partes, de las partes entre ellas con el todo” agrega Vasari.
Esta elevación de la materia a la dignidad de la Idea, se efectúa por el principio de la “metonimia” ( la parte por el todo).
La falla en el Otro, el lugar del significante, se colma de este modo, puesto que el todo de la Idea esta presentificado en la parte de la materia. Viene a taponar lo real de la disyunción entre el significante y el goce.
El principio de la metonimia se encuentra cuando el arte manierista se propone imitar, no la naturaleza sino las obras de arte mismas. Es lo que permite pensar la creación como “imitación de imitación”, no con el fin de representar el objeto, sino mas bien de hacer de él “otra cosa”, presentificarlo y ausentificarlo en su relación con la cosa, para “fingir imitar”, como dijo Comanini un teórico del S. XVI “ simula lo que en un llamado al vacío, de las rupturas de formas de las perdidas de equilibrio. El arte manierista apunta, a una ilusión que se trasciende, se algún modo, se destruye, mostrando que no esta allí mas que como significante”.
El arte manierista tiene como objeto alcanzar el todo de la Idea por el sesgo de la parte de la materia, con un semblante que suple lo que no existe, lo real.


Ver lo invisible de La mujer

Para la pintura y la mujer, lo que se busca es la unión de las partes en un todo perfecto.
Es unificando las partes tomadas en las mujeres, una por una como se constituye el Uno. Señalaremos que la mujer es una metáfora del Otro, puesto que se trata de representaciones, en un cuadro “ la belleza del universo”, “ lo ideal” e “ incorpóreo”.
Como el Otro, la mujer es infinita en su estructura, y el pintor crea el mito de incluirla en los limites de La mujer toda. El Otro corresponde al Uno en menos, el pintor toma a la mujer bajo el ángulo de la Una en menos, la hace pasar por una entre otras, para colmar lo inadecuado de la relación del Uno al Otro, captar este infinito de la estructura de la mujer en una forma finita, la forma Una.
Para los teóricos de la pintura manierista, el campo visual incluye elementos que están excluidos de él. El pintor es por lo tanto aquel que accede a la contemplación divina, incluyendo en su campo visual lo que escapa al mismo, objeto mirada al que da una imagen, en su cuadro. Se trata de alcanzar lo real y especialmente lo que no puede verse de la mujer y presentificar de este modo el objeto mirada y el significante que falta a la mujer para definirla.


La poesía, la pintura y la mujer: una creación a partir de lo que ellas no tienen

Lomazzo, señala que la poesía es llamada “pintura hablante”, y la pintura “poesía muda”. Lo que viene a decir que cada arte crea a partir de lo que no tiene y adquiere lo que otro arte posee, ya sea la palabra para la pintura o la imagen para la poesía. Lo que esta ausente se hace presente es este modo, en el acto creador.
Allí el pintor da a ver lo que la no pintura no tiene (palabras) o esconde desnudez.
“ La obra debe alcanzar la perfección sin la apariencia de esfuerzos, sin que el espectador sienta los horrores padecidos por el pintor en su creación. Evitar las asperezas, buscar que las cosas representadas no parezcan jamás estar pintadas sino vivir y salir de la tela: esto es el verdadero dibujo, la verdadera invención.
La creación es lo propio de la mujer puesto que se efectúa a partir de la nada, de lo que no tiene y es por identificación a la mujer que el hombre crea”. De allí que la mujer crea, con sus maneras, un objeto que se substituye a su castración , a la ausencia ese significante que la define, y por lo tanto un objeto fetiche.
El pintor que accede a la bella manera es entonces identificado a una figura del Otro: un ser divino, cuya característica, según Ficin, es crear también ex-nihilo.
El artista se propone colmar esta falla con la materia significante de su trabajo pictórico, así como tapona el enigma del sexo de la mujer, o como de consistencia al Otro goce, para inmediatamente identificarse a la mujer toda, en el semblante de sus maneras.


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